Hace una semana escribíamos que era imperioso que el gobierno elaborará un plan para cada sector porque ésta pandemia, se estima puede impactar la economía por casi dos años. El gobierno decretó una cuarentena por 15 días que la tuvo que extender por otros 15 días. En ese lapso ha endurecido las normas de “distanciamiento social”, y sigue suspendida la mayoría de operaciones mineras.

Las “cuarentenas” son medidas bastante eficaces para poblaciones urbanas. Pero para poblaciones rurales y aisladas no serían muy recomendables porque es muy difícil controlar.

La OMS ha recomendado que junto con el “aislamiento social” se tiene que implementar un sistema masivo de toma de pruebas a la población a fin de aislar a los infectados, para evitar la propagación del virus.

A la fecha el MINEM todavía no ha emitido un informe de los distintos escenarios para la reanudación de la producción minera, que no puede estar “en cuarentena” al igual que una ciudad.

Para analizar los distintos escenarios se debe partir de lo siguiente: 1) Las “cuarentenas” para la mayoría de la población urbanas van a tener que continuar. En Gran Bretaña  y en otros países europeos se está anunciando que antes de junio no se podrá levantar. Esto a pesar que esperan que con la llegada del verano la propagación del virus se reduzca; 2) La vacuna, que sería la única medida que evita el colapso del sistema de salud, va a tardar por lo menos 18 meses. Entretanto los hospitales estarán abarrotados; 3) Para nuestro país, esta pandemia va ocasionar la peor recesión que se recuerde, con millones de empleos perdidos, empresas cerradas e inseguridad pública incrementada; y 4) cada día aparecen en el mercado equipos que pueden hacer las pruebas de detección del corona virus automatizadas que no precisan de personal técnico laboratorista.

Con estas premisas se debería elaborar un plan de 24 meses, que busque reanudar la producción, cuidando la salud del personal, que podría estar aislado, en campamentos o en hoteles, sujeto a un monitoreo de salud constante.

De no implementarse un “programa de emergencia” muchos proyectos y operaciones mineras podrían cerrar definitivamente o quebrar, dejando pasivos mineros que el Estado tendría que cuidar. Además la minería no sólo tiene efectos importantes en otras industrias, sino en las regiones donde se desarrolla. Hay varios estudios que muestran como la paralización del proyecto Conga afectó la economía de Cajamarca, que hasta ahora no se recupera. Arequipa, ha venido creciendo los últimos 12 años por encima del promedio nacional gracias a la minería.

El MINEM puede a partir de los balances del año pasado, proyectar cuales operaciones pueden estar cercanos a la paralización por razones financieras, esto es la combinación de bajos precios internacionales más la paralización ordenada por el gobierno.

Posiblemente la minería artesanal aurífera podría sobrevivir pero la extracción de no metálicos tendría problemas. Las grandes minas de cobre están sufriendo de un descenso de la ley de minado, y las cuantiosas inversiones que tuvieron que hacer para mantener producción. Por lo que la mayoría de empresas están fuertemente endeudadas.

Finalmente, los centros mineros pueden ser un buen “centro de prueba” para evaluar las distintas medidas que se pueden tomar para “testear” la propagación de la pandemia y la trazabilidad de la población, porque esta pandemia nos va a afectar por un tiempo largo.