Maria Chappuis

Analisis y Comentarios

Minería: Ajustar velas

Al fin, después de idas y venidas, algunas operaciones mineras pudieron arrancar lentamente. Obviamente no a los niveles que anunciaba el MEF, que desconoce el “ramp up” que cualquier negocio, grande o pequeño, tiene que seguir después de haber estado paralizado durante semanas. El MEF ha anunciado valores nominales que están muy lejos de las reales por todas las dificultades que se están encontrando en toda la cadena de proveedores-transporte-embarque así como en las relaciones con la comunidad, y los posibles contagios en su fuerza laboral.

Las noticias buenas fueron para el oro que sigue su carrera alcista (16% en el año), pero el motivo es el pesimismo en los mercados sobre la recuperación de la economía mundial. Este ánimo ha llevado a la baja las cotizaciones de otros metales muy importantes para nuestro país como cobre o zinc, que todavía no alcanzan los promedios del 2019.

La catastrófica caída de nuestra economía han impulsado las propuestas para la reactivación. El historiador Carlos Contreras, comparando la situación actual con lo que se vivió después de la guerra con Chile, comentó que en 1890 el Estado ofreció que por 25 años las exportaciones no serían perturbadas con ningún tipo de afectación o gravamen. Esto se hizo para vencer la reticencia de los inversionistas para que retomen las actividades mineras, que habían sido abandonadas por temor a las expropiaciones. Lo ocurrido con el guano y el salitre estaba todavía fresco en la memoria.

Esto ocurrió siete años después de la firma del Tratado de Ancón, y uno se pregunta si ahora también nos demoraremos tanto para tomar decisiones que reimpulsen la inversión minera. Creo que el llamado a ilustrar a nuestra clase política es el MINEM que debería mostrar con cifras como las utilidades de las grandes empresas mineras no se están reinvirtiendo en nuestro país por la negativa de alguna población a que se realice, muchas veces, simples labores de exploración.

En esa famosa “Cartera de Proyectos” que publica el MINEM debería adjuntarse una explicación de la problemática comunitaria y los años que llevan los proyectos en cada etapa. Así como también la ubicación de nuestras minas en las curvas de costos; y sobre todo las perspectivas de nuevas inversiones. Se sabe que una vez que culmine las construcciones de Quellaveco, Mina Justa y la Ampliación de Toromocho no se vislumbra ninguna nueva inversión.

El MINEM podría elaborar un informe sobre las utilidades que ha obtenido Southern por ejemplo, lo que le permite iniciar la construcción de un megaproyecto sin ningún aval del Estado;  y operar los equipos comprados para Tía María que permanecen guardados o han sido trasladados a otras operaciones en el exterior. No sólo Tia María está  bastante atrasada sino también Los Chancas y Michiquillay.

Lo mismo para Barrick y Newmont, empresas líderes de la producción de oro legal, que paulatinamente han visto decaer su producción y no lo han reemplazado con un nuevo proyecto en nuestro país, aunque sí en Chile y en otros países.

Esta Cartera de Proyectos debería estar complementada con la fecha del descubrimiento de los yacimientos, para que se pueda apreciar cómo se demora que una exploración se convierta en mina y contribuya a los ingresos fiscales. Tía María y Cerro Lindo fueron descubiertos el mismo año. La segunda tiene más de 14 años operando y pagando impuestos.

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